Fotografía de; Araminta Gálvez |
.
Sabina tomo el frasco de pastillas y con lentitud las contó, colocando cada una de ellas sobre su regazo. Veintitrés en total.
Llevaba puesta la falda azul, la que tenía salpicaduras de estrellitas blancas y minúsculas. La que le había regalado Ezequiel justo antes de de que lo atropellara el camión <<Te regalo el cielo>> le había dicho con sus ojos de enamorado. Y luego el estruendo Y el espantoso chirriar de las llantas Y el insoportable olor a aceite quemado y a sangre fresca y la muerte arrancándole de cuajo la vida a Ezequiel Y su cara de susto y ternura y desesperación por dejarla tan pronto, y la muerte tan puntual y la vida tan indiferente y las pastillas en su regazo.....
Pone una a una las pastillas sobre su lengua imaginando que es una de las estrellitas de su falda. Las traga con serenidad mientras siente como se le calma el corazón y sus ojos se cierran.
Afuera la noche sigue con su espectáculo de sombras y colores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario