La amenaza era
latente.
Las nubes corrían
desenfrenadas por el cielo. Se agazapaban entre mis ojos temerosas de sí
mismas.
El sol prefirió no ser
testigo de la calamidad anunciada. Miró para otra parte.
El silencio retumbó en
mi corazón. Los pájaros se atragantaron de premoniciones escondiéndose bajo
sus alas. El viento corría veloz
buscando fugarse por cualquier horizonte desprevenido. El cielo estaba teñido
de alertas. Las señales zigzagueaban contundentes hiriendo la oscuridad. El
trueno se impuso brutal y desafiante en el silencio y desató el cáos.
Resquebrajó el cielo que se desplomó en un aguacero consistente y despiadado que se ensañó sobre la fragilidad de las montañas que no aguantaron a beberlo. La corriente se les derramó río abajo, arrastrando piedras y pálpitos. Desbarató sueños, techos y sembró pesadillas. Arrancó los cimientos como plumas dejando caer las sombras de la desolación.
Cuando la calma llegó
no encontró sosiego, solo cifras de muertos y desaparecidos.
Marzo 2013.
Mis felicitaciones por este blog. Araminta.
ResponderEliminarGracias José, quiero poner el icono de Palabra sobre Palabra pero todavía no se como. Abrazos.
ResponderEliminarMe contarás entre tus fervientes seguidores.- Besos
ResponderEliminarQué gusto y que honor saberte en este espacio. Gracias enormes y bien llegado siempre. Abrazos y besos.
EliminarEscritora amiga:
ResponderEliminarObservo en tu prosa una buena narración de hechos.Mas debes correguir el uso de las "y". Es perjudicial para el texto.
Gracias por tu visita y comentario Alfonso, tendré en cuenta tu observación. Gracias
ResponderEliminar