fotografía: Araminta Gálvez |
una vela sin mar, sin
vuelo el ala
un destino sin rumbo
que sentencio
hiriéndome la vida
como bala.
Soy el ayer
despojándose los miedos,
tratando de surgir de la
tiniebla,
con vértigos,
disturbios y con credos,
que amortiguan la luz
como una niebla.
Soy un templo que ante
ti está deslumbrado,
como la noche al sol,
la lluvia al río,
y el trigo al campo
que aun no está labrado
ante tus ojos, yo me
siento un crío
que de la oscuridad se
ha liberado
dejando atrás el miedo
y también el frío
.
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