Fotografía: Araminta Gálvez |
El tiempo es artilugio
del destino
implacable y certero cuan centella
que destruye con frágil desatino
el palpito del hombre y de la estrella.
Avanza con constancia y persistencia
midiendo y contemplando el desvarío
que el reloj con sus ansias e
insistencia
arrastra a cada instante como un río.
El tiempo es malicioso y traicionero
desprendiendo la vida en un instante
como si el existir fuera un enero
obligado a irse a pique con levante
cual latido apagado y prisionero
el tiempo de la vida, no es distante.
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