Presentimos el latido de la luna
en la cintura de sus iris.
El viento calla sus alas
impetuosas de luz.
Arañamos con los ojos su silueta serena de novedades en
desvarío. Incipiente la vida se gesta
ante nosotros. Aparece vital, impregnada de ternura. Redondeando la promesa de
mantener la especie a flote, de cobijar el vientre que crece ante los ojos como
luna llena.
Surgen los intentos de dibujar su
esfera, de concebir con líneas, con sombras y con luces la esencia que promete
vida nueva.
Un ser se forma cobijado por la
piel y por las miradas que circulan el salón de clases. Tiembla el pulso y el
borrador no alcanza a esfumar la intensa sensación de estar en presencia de un
milagro.
Afuera hay una explosión de vida.
Surge.
Abruma.
Revienta los ojos del color.
Salpica sin misericordia el
instinto del día.
Riega con su luz la esquina del sol.
Colorea el arco iris y
se arrulla con latidos preñados de novedades.
Cada aprendiz de artista dibuja
con su magia la magia que representa una mujer embarazada. Los violines
atraviesan las paredes del salón. El silencio se instala a sus anchas en el
alma. El maestro propone líneas nuevas y estimula con sonrisas la creación. La
modelo, previo a su encuentro con la vida nueva que lleva en sus entrañas, se
sumerge entre sus sueños y concibe un nombre, un techo, una vida por construir.
Estalla la vida en incertidumbres.
Se ofrece vital.
Rotunda.
La sangre se hace mar rojo y
arremete contra la muerte. La savia verdea las montañas de posibilidades. Y la
vida prevalece ante cualquier pronóstico.
Pronto amanecerá otro ser posando
ante la vida.
Diciembre 2013
Me resulta muy bien, amiga. De buen gusto y decir.
ResponderEliminarBeso
Gracias querido José. Abrazos.
ResponderEliminarSe nota tus inclinaciones pictóricas, que además aderezas con esos rasgos poéticos. Un placer.
ResponderEliminarBesos
Gracias por tu comentario José, ciertamente es un gusto poder conjugar dos de mis aficiones. Un abrazo.
ResponderEliminar