Cansados de florecer
bodegón en oleo Araminta Gálvez |
los girasoles
se deshojan
en ocres y
amarillos sobre la mesa.
Sin compasión,
el camino se
traga en la distancia las siluetas
que avanzan por su
espalda.
La nieve azota
(con
su filo de blancuras),
la curiosidad de las miradas
que se me escabullen
por los ojos.
La vanidad se rompe
en mil pedazos
en el cuerpo solitario
del espejo,
y la vasija de mi
cadera enmudece
atropellada de ausencias.
Me templo el carácter
con rugidos que se imponen
en el tedio del crepúsculo
de cordilleras de
tus cejas
cuando los recuerdos
engatusan
con susurros al
silencio
y las promesas
cabizbajas
trotan hacia el
olvido.
Las palabras se
camuflan en simulacros
de certezas
que te muerden
la boca,
pero cuando quieres
masticarlas
ya no están.
Cae un aguacero
de nostalgias
en mi ánimo,
y sin querer
atropello a la luna llena
de espejismos y
tribulación…
La luna es mi salvoconducto
a la tierra de nunca jamás
y desde ese día,
ya no he podido
encontrarme.
junio 2013
¡Qué hermosas y profundas palabras!
ResponderEliminarEntre en lápiz, la paleta y la pluma va creciendo tu acervo creativo de manera imparable.- Cada día resulta más placentero pasear por esta página y recrearse con sus aportaciones.
ResponderEliminarUn abrazo, Araminta.
! Excelente es esto Araminta, me encantó !
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias Luis que gusto verte aquí. Un abrazo y te veo mañana.
ResponderEliminarGracias José, tu eres muy amable y es un placer que estés aquí. Te dejo un fuerte abrazo.
ResponderEliminarJosé y a mí me encanta que estés aquí. Mil gracias. Un abrazo
ResponderEliminarMe resultan estupendos, amiga. Te felicito.
ResponderEliminarBeso
Me alegra que te lo parezca José. muchas gracias. Un abrazo gigante.
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