Truenan los pasos de
la lluvia en la distancia anidada al sur de la brújula. Los relámpagos
culebrean los ojos sorprendiendo al susto en la oscuridad. El almanaque se
desgasta día tras día sin poder recuperar jamás sus pérdidas. Aboga el caracol
por un predio en el planeta de tus ojos para instalar su casa sol. La tarde y su modorra reaparecen con sigilo en
el umbral del olvido. El sapo templa sin aburrimiento su barriga protuberante de
sorpresas previo a entonar la canción del pantanal. Recoge la campana sus
tañidos mudos de estridencia y la misa desentraña al mismo tiempo los pecados y
el perdón. La amenaza del peligro hace sombra a la cordura y el embrujo de la
luna acondiciona levemente el corazón.
Querida Araminta ¿desayunaste bien? ¡je,je! parece que no, pues te comiste una "a" en el título.- Ahora ya en serio: para embrujo, el tuyo que me dejas sin palabras ante un escenario tan bien descrito.
ResponderEliminarOtra vez en serio: un gran abrazo.
Hijole José, ni cuenta me di, gracias por la observación y por tu humor que puso en evidencia mi hambre. Me alegra que te parezca bien descrito. Te abrazo fuerte.
ResponderEliminarMe resulta muy bien y de buen gusto, amiga.
ResponderEliminarBeso
Me parece genial verte José. Un gran abrazo.
ResponderEliminarSus palabras demonstra la esencia de su persona a traves de la gran sabiduría que tienes. Felicitaciones me amiga. Saludos desde Brasil.
ResponderEliminarGracias Joao, que gusto verte por aquí. Un fuerte abrazo y gracias por valorar mis palabras.
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