Le lame larga y dulcemente el
ombligo.
Absorbiendo.
Penetrándolo con la punta lujuriosa
de su lengua eficiente y precoz.
Deteniéndose en los pliegues y
rinconcitos en los que el chocolate con su textura de seda y su sabor a gloria,
se oculta de la sabiduría de su nariz.
Su ombligo es como una espiral
rosadita. Una leve hondonada con profundidades misteriosas.
Un receptáculo
perfecto para su insaciable sed de dulzuras.
Su aroma es indescriptible y atosiga
de deseos todos sus sentidos.
El tacto se derrite ante su
consistencia blanda, serena y mantecosa. Los ojos se le desviven por abarcar su
moreno color surcado de celajes sabrosos.
Su olfato se desmaya y resucita bendecido con la maravilla de sensaciones que lo invaden.
Su olfato se desmaya y resucita bendecido con la maravilla de sensaciones que lo invaden.
Sus oídos se alertan ante los
silenciosos recorridos de corrientes que recorren su vientre embarrándolo de
dulzura, pero sus lengüetazos diestros y oportunos detienen
su ímpetu oscuro y brillante.
Ella se deja hacer.
Inmóvil.
Impasible.
Con el cabello ensortijado en dorados
y rojos. Enmarañados en una cascada de rizos de ensueño. Tendida a lo largo.
Desnuda y dorada por el sol del
último verano.
El sol que ahora fisgonea entre los
tules de la ventana no es el mismo. Está intrigado por la lujuria de la
lengua afanada en recorrerla. En poseerla con avaricia, con
ese músculo fálico que se relame y la relame.
Saboreándose.
Saboreándola.
El jazz se derrama persistente en los oídos de las paredes y del
cielo falso de estrellas.
El teléfono, con su voz de noticias timbra sobrecogido por el silencio.
El teléfono, con su voz de noticias timbra sobrecogido por el silencio.
Nadie responde...
hay bruma de suspensos…
cenizas desfiguradas de ocasos y sirios
que rumiando
pesadumbres
se disfrazan de olvidos y silencios...
y como aves de mal agüero
se ciernan en los ojos rebalsados de muerte y chocolate…
El Bichón maltés ya satisfecho se acurruca muy cerca de su ama.
Esta vez, la espera a que despierte será demasiado larga.
Junio 2012
Bueno, bueno,querida Araminta, ¡qué pedazo de relato!. Lujuria, intriga, erotismo.- Una maravilla.
ResponderEliminarMe dejaste anonadado... Un abrazo
Gracias José, muy feliz por el paso de tus ojos en estas letras. Te dejo siempre el abrazo acostumbrado y mi cariño.
ResponderEliminarMe ha resultado de mucho placer la lectura, amiga. Muy bueno.
ResponderEliminarAbrazos
Me alegra tanto que te lo parezca José muchas gracias y muchos abrazos.
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