sábado, 11 de mayo de 2013

LA CONDENA


La espera lo hiere con miedos y sobresaltos. 
El reloj es inmune a su desesperación. 
             Uno a uno martilla con saña los segundos. 
El veredicto se desliza como una maldición por la boca del juez.
                         Los zopilotes revolotean en sus ojos y el martillo cae como un cadalso. 
Las lágrimas lo encadenan y esta vez, no son suficientes para calmar su condena perpetua.

Mayo 2013

3 comentarios:

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  2. Tremendo el momento, Araminta, y ¡qué bien lo describes! Sólo una duda ¿martilla o martillea?, existen los dos verbos, pero mi oído está acostumbrado a la segunda opción.
    Un abrazo

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  3. Ciertamente José, debe ser tremendo porque está en juego la libertad, que es, creo, una de nuestras más valiosa posesiones. Ahora estoy en duda yo, a mí me suena martilla y ni siquiera sabía que existía martillea, así que leeré los dos significados y veré cual se ajusta más.
    Te dejo también un abrazo y las gracias de siempre.

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