La
espera lo hiere con miedos y sobresaltos.
El reloj es inmune a su
desesperación.
Uno a uno martilla con saña los segundos.
Uno a uno martilla con saña los segundos.
El veredicto se
desliza como una maldición por la boca del juez.
Los zopilotes revolotean en sus ojos y el martillo cae como un cadalso.
Los zopilotes revolotean en sus ojos y el martillo cae como un cadalso.
Las lágrimas lo encadenan y esta vez, no son suficientes
para calmar su condena perpetua.
Mayo 2013
Mayo 2013
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ResponderEliminarTremendo el momento, Araminta, y ¡qué bien lo describes! Sólo una duda ¿martilla o martillea?, existen los dos verbos, pero mi oído está acostumbrado a la segunda opción.
ResponderEliminarUn abrazo
Ciertamente José, debe ser tremendo porque está en juego la libertad, que es, creo, una de nuestras más valiosa posesiones. Ahora estoy en duda yo, a mí me suena martilla y ni siquiera sabía que existía martillea, así que leeré los dos significados y veré cual se ajusta más.
ResponderEliminarTe dejo también un abrazo y las gracias de siempre.