Doblo las alas
y renuncio al vuelo,
ato fuertemente
los sueños
a la pata de mi cama,
y emprendo el camino hacia la muerte,
para enfrentarla.
Mira, le digo,
aquí estoy,
desnuda,
sin historia,
dispuesta a entregarme a ti.
Incondicional.
Me mira de los pies a la cabeza
y sin contemplaciones,
me devuelve de inmediato a la vida.
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