El sol se desvanece por el cielo
llevándose su brillo y su calor
quitándole a los pájaros el vuelo
y a mi cara borrándole el rubor.
Desisto de atraparlo entre mis ojos,
las nubes ya lo ocultan sin cesar,
de lilas los celajes se hacen rojos
y me entran muchas ganas de llorar.
Me pierdo en el silencio del olvido,
claudico con serena tempestad,
sintiéndome sin ti en un estallido
de ocaso devastado y aterido
que busca inconsolada su verdad,
soy náufrago y un astro mal herido.
17 de febrero de 2013
Araminta, no por conocida deja de maravillarme la mágica artesania con la que vas echando a volar palabras que, en sutil formación, transportan sensibilidad. Un verdadero placer haber llegado de visita por aquí, vendré a menudo.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias José, que gusto verte de nuevo. Te mando un abrazo afectuoso y mi compromiso de seguirte leyendo. Regresa cuando quieras que ésta es tu casa.
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