Maura quiere llorar y no puede. Los desiertos de sus ojos enormes y demasiado bellos no ofrecen un oasis par su desolación.
La vida pasa a su lado sin rozarla. No se inmuta ante el embate inconsecuente del tiempo que marca su piel.
La vida pasa a su lado sin rozarla. No se inmuta ante el embate inconsecuente del tiempo que marca su piel.
Un reloj inexacto arraigado en su pecho,
PULSA. Una palabra apenas se negó a salir de su voz.
Maura dulcifica con su llanto la tragedia. La
amargura le pinta la tez. Hace estragos en su risa arrinconada en el
abandono. CrUjen sus
huesos ante el amor que se fue. Que no llamó nunca. Que le desdibujó con
olvidos el beso.
Ahora
tiene sus manos LLENAS de soledad.
Le atosiga la amargura en cada fibra de su piel. El
mar encalla en su mirada y nubla con olas su ser y su desesperanza le abruma el
corazón.
No hay un faro...
No hay ventanas...
No hay salida.
A Maura solo le queda el DESVARÍO.
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