viernes, 22 de febrero de 2013

PACA TIENE TRISTEZA EN EL CORAZON

Paca tiene espinillas en la cara y tristeza en el corazón. Los años le caen como tempestades de lágrimas sin velas para apagar. Pero la soledad se le arrinconó en sus manos sabias para tejer suéteres y bufandas multicolor y para acariciarse y darse consuelo. Paca tiene ojos de tuyuyú y suficiente serenidad para machucar las cucarachas que encuentra en su alacena. También mata serpientes y hace el dulce de coco más sabroso que he probado en mi vida. Pero Paca tiene un enorme problema: las sillas y las puertas y hasta su cama, ya le quedan chicas. Sus nalgas crecen y crecen y crecen cada vez más y no hay silla que la aguante ni puerta que la deje pasar de frente. Por eso ahora Paca se sienta en el suelo, sobre el patio  y allí pasa horas y horas viendo las nubes pasar y sueña que se convierte en libélula con aspiraciones de águila y vuela tan alto que llega hasta donde la altura tiene su fin y descubre esos mundos que ocultan las personas en sus mentes. Y es que la imaginación de Paca es fantástica y demoledora. Igual que recrea amorosamente una imposible historia de amor, estruja sinsentidos en la cabecera del olvido. Para Paca la muerte y la vida no tienen fronteras y no necesita leer libros para conocer las historias más excelentes del mundo. Paca las inventa y las vive sin abstinencias de ningún tipo. Paca es fantástica. Y cuando su risa se arrepiente de estallar le entran confrontaciones de hastío y los aguaceros se le escapan por los ojos. Entonces viene la debacle. Y se inundan de sombras los espejismos de luz. Y se desbordan las auroras boreales en colores resquebrajados sin primor. Y la inconsistencia de la nada adquiere presencia de estupor. Y el aniquilamiento de las palabras se magnifica en su voz. Y ni siquiera la posibilidad de destripar una cucaracha le devuelve la alegría. Ahora Paca está triste. Se le nubló el corazón con piruetas de dudas. Las manos se le llenaron de azacuanes y el corazón se le estropeó. Paca hoy ha dejado de sentir.

Noviembre 2012

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