lunes, 8 de septiembre de 2014

SE ABREN LOS OJOS



Plácidamente, el color se instala en la espalda de las nubes que juegan a tirar copos de nieve. 
Con la boca abierta, la copa espera las  correntadas añejas de luz, de la sangre y del vino. 
        La vida nos arropa con el soplo de barro y el canto de las cigarras afinando nostalgias. 

El abismo del silencio me separa de tu voz en la península del instante. 

                     Juega el pincel de la luz a pintar de colores las imágenes que verdean las gotas de rocío. 
El polvo se retira a dormir a causa de la llovizna que aplaca sus aspavientos de nube. 
La electricidad del trueno y del rayo tiende sus tentáculos sonoros, cálidos y brillantes sobre la civilización de los rincones del universo inquieto en expectativas. 
                   La mesa se viste de gala con manjares sabrosos a los ojos y al cuerpo del deseo. El horno de barro abre su boca al fuego hirviendo en rojos intensos que cocinan las entrañas del pan  y doran sus mejillas. 
Se escabulle de la alacena a mi nariz, la dulzura de la canela y el cardamomo y la  pimienta aromatizan el sancocho de la vida.  

La silla doblega al cansancio que se aposta en su espalda de encino imbatible ante las tormentas de polillas. 

Y temerosos por la claustrofobia del encierro de oscuridades,  se abren los ojos,
y sorprendidos descubren la luz.

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