estremecida por pálpitos y lunas
cobija con deleite los ojos.
Aflora la ternura como golondrina sabia de vuelos.
Los besos anidan en su piel alerta al día derrumbado por las noches.
Se diluyen las sombras en el olvido.
La voz de la libélula sobrevive al rumor de hojas secas. La música extingue el silencio y la tristeza y se acomoda serena y sin misterios en el alma.
El viento juega a las escondidas con la tarde y el cometa cae desplomado de colores.
El amor apacigua la pena
y los ojos se acomodan a la vida.
febrero 2014