de música vibrando como un río
que aleja con sus ritmos atrevidos
el miedo, la tristeza, el desvarío.
Es cauce y partituras que abastecen
la fiesta de violines acoplados
trompetas y timbales que florecen
con el llanto de amores ultrajados.
Las notas sobrecogen con su roce
el cuerpo, las pasiones los
sentidos
dejando que la vida solo goce
con arpas y trombones encendidos
convierte la tristeza en un rebose
y nos hace sentir agradecidos.
Qué bien, amiga, me resulta un soneto de muy buen gusto. Estupendo!
ResponderEliminarBeso
Gracias querido José, un gusto grande es siempre encontrarte. Un abrazo.
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