La calle sostenía el paso del
tiempo con férrea resistencia. Lo recuerdo bien. El humo escapaba por la
chimenea y se mezclaba sin prejuicios con el smog de la calle. El estruendo del
ruido hirió entonces nuestra conversación y por más que grité y me esforcé por
escucharte, solo me llegaron retazos de tus palabras. Si hubiera sabido que era
la última conversación que tendríamos te habría arrastrado a un café para
ampararnos del bullicio y saborear la maravilla de tu voz, con esa gravedad y
seseo que me acariciaba los oídos y con esa gracia con que contabas cualquier
cosa. Con la maestría de tu oratoria convertías lo insignificante en
trascendental.
Dibujo a lápiz sobre papel fotográfico Araminta Gálvez 2009 |
Si hubiéramos tomado ese café tal
vez el tiro no hubiera impactado en tu corazón. Tal vez el destino hubiera
tomado otro camino. Tal vez seguirías vivo y a mí no se me habría roto el
corazón.
—Vamos al parque —, me dijiste—. Tengo ganas de ver caer el sol.
Y yo no
lo dudé. ¿Cómo iba a dejar de acompañarte si andar contigo era como tener
asegurada la felicidad? Entonces abandoné la costura y mis ansiedades y
emprendí el camino contigo. ¿Pero quién iba a decirme que la muerte te
esperaba? ¿Que tu cuerpo no sería suficiente escudo para esa bala menuda que
sin aspavientos y sin misericordia se te incrustó en el corazón?
Después supe que sabías que la
muerte te esperaba. Tu carta me lo constató. Y no entiendo todavía por qué no
te escapaste. ¿Por qué no buscaste ayuda? ¿Por qué la encaraste? Y por sobre
todo, ¿Por qué me obligaste a estar allí?
¿Recuerdas lo que hablamos esa
tarde? —Te prometo—me dijiste—, que si yo
muero primero vengo a visitarte.
Pero el tiempo pasa y ya me he olvidado de tu
rostro y debo acudir a las fotografías para traerte de nuevo conmigo.Y cada vez me cuesta luchar
contra la mala hierba que se aferra a tu tumba y a mi memoria. Y me encuentro muchas veces
pensando que fuiste una ilusión. Otras veces me asusto al
pensar que si ahora regresaras a
cumplir tu promesa, no reconocerías a esta vieja que tiene ya los ojos secos y cansados de esperarte.
febrero 2013
Me resulta estupendo, amiga.
ResponderEliminarBeso
Me gusta mucho leerte.
ResponderEliminarQue bien que te lo parece José, muchas gracias y muchos abrazos
ResponderEliminarQue alegría Luis, es un gusto y un honor. Te dejo un abrazo y mis gracias.
ResponderEliminarUna despedida elegida. Ante esa situación más de uno se plantea dibujar el momento, pero no depende de nosotros, no estamos con la seguridad de tu protagonista.- Un abrazo
ResponderEliminarOtro para ti también José. Que gusto verte.
ResponderEliminar