La luna
me bañó con su luz… descorrió mi
risa… y reconoció las líneas de mis manos.
Me
arrullaron las hormigas con sus zancadas de urgencias trotando por la maleza.
Los
pájaros cayeron al suelo suspendidos por sus alas.
Los
levanté con mis ojos y volvieron a caer.
Estalló la
ausencia por doquier.
Los sueños
asaltaron mis rincones con desconciertos y promesas.
Aprisioné
mi vida con el índice y el pulgar y dejé que los aguaceros me acariciaran el
cuerpo.
Puse
chocolate en la punta de mi nariz y saboree las madureces de las frutas.
Era
invierno. El sol se afanaba en sabotear a la lluvia con chispazos de arco iris.
Y el escándalo de reflejos se bebió a sorbos la humedad.
Encendí
entonces la luna y surgí como Ave Fénix de entre las cenizas de mi historia. Me
conté las costillas y no me faltó ninguna. Se renovó entonces la palabra en la
boca del destino, mi vientre creció contra todos los pronósticos y la vida se me
desgranó prodigiosa por el cuerpo.
Me ha encantado el Poema abriéndote a la Vida.
ResponderEliminarUn cordial abrazo.
Gracias Daniel, que maravilla que hallas aterrizado por aquí. Espero seguirte viendo y leyendo en P/P. Abrazos también para ti.
EliminarBella historia entre palabras de un gran poema. Un fuerte abrazo felicitándote y agradeciéndote por compartir tan buenas letras en este maravilloso blog.
ResponderEliminarJesús Fonseca
Gracias Jesús es una maravilla recibir tu comentario y espero seguirte viendo por aquí. Un abrazo y bienvenido siempre.
Eliminar