Nueve meses llevándome en su cuerpo es una vida entera mamá, suficiente para llenarme de lunas y de soles el futuro.
Le aseguro, no hubiera querido estar en otro vientre, ni amamantarme en otros pechos, ni amanecer a la vida sin su mano, sin su voz, sin su consejo a tiempo, sin el regaño justo por la travesura o por la falta.
Yo pude crecer protegida por su sombra. Disputando con mis hermanas y hermanos su atención y su cariño y usted, como
una maga, nos abarcaba a todos con sus mimos y atención y su llamado siempre al orden, multiplicando el pan para saciar nuestra hambre, resolviendo en la escuela nuestra vida, haciéndose modista, administradora, juez, regazo, maestra, sol.
No son poca cosa engendrar, cuidar, proteger y formar siete hijos, madre. Es atarse la vida a otras vida de por vida. Y usted lo hizo.
Mamá, una palabra que me llena el universo. Mamá, una canción que me arrulla el alma y la ternura. Mamá, la puerta siempre abierta a mi consuelo. Mamá, la vida pasa y me enamora la autosuficiencia y me revelo ante el consejo a tiempo, ante el regaño justo y la vida me golpea y me acaricia, pero usted está conmigo, siempre conmigo, atando mis heridas, toreando mis problemas, convirtiéndose en un fuerte que amortigua los embates, injustos a veces, de la vida.
Usted siempre ha sido una fiera defendiendo y cuidando sus cachorros, una luz alumbrándonos la vida, un ejemplo marcándonos el paso, usted mami, es una parte importante en mi vida.
Chatica, la quiero mucho, mucho, mucho.