miércoles, 30 de abril de 2014

VUELOS ROTOS


Fotografía, Araminta Gálvez
la alondra olvidó volar

y calló sus alas

sus ojos picoteaban la calle
y la ventana,

el sol abrasó el otoño con rojos,
 alizarines y nostalgias verdes,

cayeron las miradas
sobre la luna de queso
que haraganeaba en el charco
y las ranas alfombraron
de croares el silencio,

retumbó entonces
una simulación de espejismos
en el horizonte,
y el olvido se presentó
vestido de ausencias,

yo arrimé la telaraña de tu risa
a mi guarida
apeñuscada de ninfas y carcajes
y cerré la luz,
detrás de mis pestañas…

lunes, 28 de abril de 2014

NIDO DE PALABRAS

Fotografía: Araminta Gálvez

Se abre al día, el nido de palabras
con vértigo de pálpito 
y ceniza 
orillada 
al precipicio 
del futuro.
La vida se reporta en estallido oblicuo y profundo
de mar
maduro.
Se atan los ojos como imanes ciegos
y los deseos deliran
encandilados de oscuridades.
Las comisuras crujen
en los oídos indiscretos
del silencio.
Y se hacen una,
la furia con la calma
mientras  el alma afuera
presiente colibríes
sobre las flores
desfachatadas  en rojos
de escándalo y furor.

viernes, 25 de abril de 2014

PÁJAROS DE LA MEMORIA


Fotografía: Araminta Gálvez. Volcán de agua, Guatemala.
Pájaros de la memoria,
revoloteos de otros tiempos,
nubes de olvido
que acechan sin miseria
la angustia gris
tenue en bruma y desvarío
de la tarde.

 Cércanme palabras desconocidas.

Insegura,
las amarro a mi recuerdo

y las dejo florecer entre angustias azules.

miércoles, 23 de abril de 2014

EL LATIDO DE LA LUNA


Presentimos el latido de la luna en la cintura de sus iris.

El viento calla sus alas impetuosas de luz. 

Arañamos con los ojos su silueta serena de novedades en desvarío.  Incipiente la vida se gesta ante nosotros. Aparece vital, impregnada de ternura. Redondeando la promesa de mantener la especie a flote, de cobijar el vientre que crece ante los ojos como luna llena.

Surgen los intentos de dibujar su esfera, de concebir con líneas, con sombras y con luces la esencia que promete vida nueva.

Un ser se forma cobijado por la piel y por las miradas que circulan el salón de clases. Tiembla el pulso y el borrador no alcanza a esfumar la intensa sensación de estar en presencia de un milagro.

Afuera hay una explosión de vida. 
Surge. 
Abruma. 
Revienta los ojos del color. 
Salpica sin misericordia el instinto del día. 
Riega con su luz la esquina del sol.
Colorea el arco iris y se arrulla con latidos preñados de novedades.

Cada aprendiz de artista dibuja con su magia la magia que representa una mujer embarazada. Los violines atraviesan las paredes del salón. El silencio se instala a sus anchas en el alma. El maestro propone líneas nuevas y estimula con sonrisas la creación. La modelo, previo a su encuentro con la vida nueva que lleva en sus entrañas, se sumerge entre sus sueños y concibe un nombre, un techo, una vida por construir.

Estalla la vida en incertidumbres. 
Se ofrece vital.
Rotunda.

La sangre se hace mar rojo y arremete contra la muerte. La savia verdea las montañas de posibilidades. Y la vida prevalece ante cualquier pronóstico.

Pronto amanecerá otro ser posando ante la vida.

Diciembre 2013


lunes, 21 de abril de 2014

LA TORMENTA QUE TRAES DENTRO


Disparo los ojos en el cénit de la luna desdibujada en el charco escapado del océano. Su brillo de escamas se estrella desnudo en la espalda fraudulenta del puercoespin sin tersura.

Mastico, con el alma arrobada, las notas fugadas del Stradivarius y acudo a la cita de pan tostado untado de mantequilla derretida entre mi lengua. 

Mis ojos se beben sin miserias el día y mi perro, arrobado, husmea en el aire  los olores imperiosos a su nariz. Las nubes me observan viajando entre mis ojos. El lápiz garrapatea el mundo en una hoja de papel devastada de blancura. Los pasos acuden a su destino, fieles a los zapatos alimentados con betún y cercanía. 

El cuento surge, adormece la vida y estremece la curiosidad del sueño que no se retira a descansar. 

Una lagartija se transforma en prendedor de la pared que no logra sacudírsela. Hastiada de verde, la lagartija se reconfigura en siena  y se camufla entre el chocolate de tus ojos. 

La llovizna disimula la tormenta que traes dentro del compás del corazón.